domingo, 8 de marzo de 2015

La Tierra del Maestro: Un viaje Espiritual a Tierra Santa (IX) Emaús,Jafa,Tel Aviv,Madrid


Bien temprano, desayunamos y bajamos todas las maletas , era la despedida de Jerusalén, el tiempo había pasado como una centella, no era suficiente, necesitaba más, mas tiempo de oración, de visita calmada a los lugares donde se fue forjando el mayor acto de amor de la historia de la humanidad, pero el tiempo es para los que existimos, los que sufrimos cambios, lo que para mi era el fín de la peregrinación, para Dios es un presente continuo. Voy a apartar mis nostalgias y volver  a la realidad de esa jornada.
La tradición recogida por los franciscanos de Tierra Santa coloca en este lugar el recuerdo de la aparición de Jesús Resucitado a los dos discípulos de Emaús, Cleofás y Simeón.Es un lugar entrañable, valles verdes, higueras, viñas praderas verdes. Al igual que yo me sentía la mañana del día seis, el domingo se Pascua, al atardecer, dos discipulos nostalgicos, pensativos y tristes abandonan el grupo de los que seguian al Maestro, la aldea de la que habla San Lucas, está a 60 estadios, unos 11 kilometros de la capital (Lc 24, 13-35).


En el año 1891 el lugar fue comprado por la marquesa Paulina de Nicolay y entregado a los franciscanos de la Custodia de Tierra Santa. Posteriores excavaciones mostraron los restos de una basílica cruzada, con la “casa de Cleofás” y algunas casas del período medieval colocadas a lo largo de la calzada.




Volviendo a los dos discipulos, iban tristes pues esperaban al libertador de Israel y dijeron, llevabamos ya tres días desde que lo crucificaron. Jesús se les acerca y camina con ellos. Y les reprocha ¡que lentos sois para comprender! ¿ no era necesario que el Mesías sufriese para entrar en la gloria? Señor, riñenos a nostros tambien pues aún estamos sin entendimiento. No nos cabe en la cabeza que el grano de trigo tenga que desaparecer para que nazca la espiga; como nos cuesta entrar en los caminos de Dios, que ciertamente no son los nuestros (Is 59,8-9) (Francisco López Melús)


Restos de calzada romana

Jaffa.-

Iglesia de San Pedro
 

Jaffa es el sitio en el que San Pedro hizo levantar a Tabita de la muerte (Hechos 9:36-43). Pedro se hospedó en la casa de Simón el curtidor, apenas a unos pasos de donde hoy se levanta el Centro de visitantes. Fue en el techo de esta casa donde Pedro tuvo una visión, en la que vio que el cielo se abría y una sábana llena de animales impuros bajaba a la tierra y oyó una voz que le ordenaba: "Levántate, Pedro, mata y come" (Hechos 10:13). El mandamiento de comer animales impuros era para Pedro una señal para bautizar a Cornelio, un centurión romano y un gentil, considerado por los judíos devotos como impuro. Esto significaba que por primera vez, los gentiles podían recibir al Espíritu Santo e incorporarse a la Iglesia.
El edificio más distintivo en la antigua Jaffa es la iglesia de San Pedro, que domina la plaza principal y es visible desde las playas de Tel Aviv. Actualmente, la iglesia pertenece a la Custodia franciscana de Tierra Santa.

Playas de Tel Aviv desde Jaffa
Almorzamos en Jaffa y al terminar nos dirigimos al aeropuerto Ben Gurión de Tel Aviv, la primera parte de nuestra perigrinación estaba tocando a su fín, despues llega la segunda parte, la asimilación, la meditación y el Señor ¿que quieres de mi?. 

Que significativos són estos versos de León Felipe:

 "Ser en la vida romero,romero, sólo romero.Que no hagan callo las cosas, ni en el alma ni en el cuerpo.Pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,ligero,siempre ligero.Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo, ni el tablado de la farsa, ni la losa de los templos, para que nunca recemos como el sacristán los rezos, ni como el cómico viejo digamos los mismos versos. Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo. Pasar por todo una vez, una vez solo y ligero".


Un placer el haberos conocido , y hasta luego, estais todos apretadicos dentro de mi corazón ¡¡¡OS QUIERO!!!

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