de fulgurar en occidente, el occidente hubiera amado,
pues mis ansias de amor son por el rayo y sus fulgores
no decidieron mi amor ni los lugares ni la tierra .
la brisa me ha narrado de ella un decir aprendido
del dolor y de mi pasión, de la tristeza y de mi sufrimiento,
del éxtasis y de mi razón, de la nostalgia y del amor
de las lágrimas y de mis ojos, del fuego y de mi corazón
Aquella a quien amas sólo está en tu pecho
y la brizan tus suspiros
Yo le dije: Hazle saber que ella es
quien causa el fuego de mi corazón.
Sólo puede apagarlo la unión eterna
y si arde más no es culpa del amante
(Ibn Arabí)
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