El mar. La mar.
El mar. ¡Sólo la mar!
¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?
¿Por qué me desenterraste
del mar?
En sueños, la marejada
me tira del corazón.
Se lo quisiera llevar.
Padre, ¿por qué me trajiste
acá?
Aunque nunca me gustó el lado personal de Rafael Alberti, jamás rechazaré el arte cuando es arte. Todo lo que es puro, todo lo que es bello, todo aquello que ensalza la realidad para la que fuímos creados ¡JAMAS PUEDE SER RECHAZADO!
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