sábado, 24 de enero de 2009

Salmo para tiempos de crisis

Sálvanos, Señor, que ya no quedan hombres de bien,
se ha perdido la lealtad entre los hombres.
Se engañan unos a otros,
hablan con labios aduladores y doblez de corazón.

Que el Señor termine con esos aduladores lisonjeros,
y con esas lenguas engreídas;
con los que dicen: “Triunfaremos con nuestra lengua,
nuestros labios nos defenderán.
¿Quién dominará sobre nosotros?”.
Por la angustia de los humildes,
por el grito de los pobres,
ahora me alzo yo –dice el Señor-,
para dar la salvación a quien la espera.

Las palabras del Señor son palabras sinceras,
plata fundida limpia de tierra, siete veces refinada.
Tú, oh Señor, nos protegerás,
nos librarás por siempre de esta gente;
pues, por todas partes se multiplican los malvados:
¡la maldad ha llegado al colmo entre los hombres

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