Balduino de Ford o de Canterbury nació en el seno de una familia pobre del Devonshire, en una fecha desconocida. Gracias al apoyo de su obispo pudo estudiar en la escuela catedralicia de Exeter, su ciudad natal. Joven sacerdote diocesano, su reputación llegó hasta el papa Eugenio III, quien lo escogió como tutor de Graciano. Después de su estadía en el continente, fue profesor en Exeter y, en 1161, designado archidiácono de Totnes, en el Devon.
Ahora bien, su vocación era otra. En 1169 ingresó a la abadía de Ford recientemente fundada. En 1175 fue elegido abad, pero, en 1181, fue ordenado obispo de Worchester-on-Severn y, en 1184, nombrado arzobispo de Canterbury y primado de Inglaterra, lo que le valió enfrentar situaciones muy conflictivas con escaso éxito. En 1187, como legado papal, hizo la visita canónica del país de Gales. Al conocer la caída de Jerusalén en manos del sultán Saladino, se adhirió a
De pequeña estatura, era un hombre amable, suave, moderado, sobrio, prudente, silencioso y siempre bien dispuesto al mismo tiempo que muy elocuente y docto.
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