viernes, 23 de marzo de 2018

J.S.Bach BWV 1 "Wie schön leuchtet der Morgenstern",Domingo de Ramos-Anunciación 1725


Wie schön leuchtet der Morgenstern, BWV 1 "Como brilla el lucero de la mañana"  

En la amplia de Juan Sebastian Bach no encontraremos composiciones para el tiempo de Cuaresma. Los servicios religiosos en el Leipzig luterano, las lecturas y la música que requerían eran regulados en detalle. El Libro de Iglesia (Completo Libro de Iglesia, que contiene los evangelios y las epístolas para cada fiesta, domingo y día del Apóstol de todo el año...) enumera la lectura prescrita, que se repite cada año.​ El año litúrgico empezaba con el primer domingo en Adviento y estaba dividido en días de fiesta, periodos de ayuno y el tiempo no festivo después del domingo de Trinidad. En música, no había música de concierto como una cantata durante el periodo de la Cuaresma,en los que la música quedaba silenciada como preparación espiritual a la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo´. Pero el día 25 de marzo del año 1725 se dio una coincidencia poco habitual en el calendario litúrgico. En efecto, se conmemoraban a la vez Domingo de Ramos (festividad cuya fecha cambia de año en año, de acuerdo con los ciclos lunares) y la Anunciación (festividad fija, que se celebra cada año en esta fecha). A la práctica esto quiere decir que marcaba el fin los días de Cuaresma. Este año , se da la misma coincidencia, coinciden el 25 de marzo las festividades del Domingo de Ramos y la Anunciación. Para este día compuso Bach la  la cantata BWV 1 "Wie schön leuchtet der Morgenstern",  "Como brilla el lucero de la mañana" (El mismo nombre que lleva  preludio coral  (BuxWV 223) de Buxtehude). , esta magnífica y exuberante obra se abre con una fantasía coral en la que las sopranos cantan la melodía original, bien conocida por los feligreses de la época, que no es descartable que en algunos momentos se unieran al canto.

El coral original, pues, queda en un plano superior a las demás voces, causando un efecto etéreo que se acentúa por el hecho de que Bach aumenta los valores de las notas originales, en un procedimiento muy recurrente en todas las cantatas. Además, las trompas doblan esta melodía. La primera exposición, con todo, se deja en manos de los violines obbligati, que se la van alternando en la introducción instrumental. Mientras la cuerda de sopranos entona el himno, altos, tenores y bajos van reinterpretando cada verso en contrapunto. Solamente hay dos excepciones en todo el coral: Bach resalta dos palabras dándoles una textura homofónica que contrasta con el resto. Son lieblich y freundlich, amado y amistoso, dos atributos del Mesías que en el texto de Nicolai ya aparecen, de hecho, destacados, al ocupar cada uno un verso diferente, sin la compañía de ninguna otra palabra. Aparecen, además, justo después de un verso, Hast mir mein Herz besessen (has poseído mi corazón) cuya melodía entronca con el célebre Coral de la Pasión tan presente en la de San Mateo, así como en algunas otras obras en las que Bach considera conveniente recordarnos que el destino del niño que va a nacer es morir en la cruz para redimirnos. En palabras de Albert Schweitzer, en este coral “la música convierte el  texto en una expresión de exuberancia mística” (J.S. Bach, II, 362).(1)




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