viernes, 11 de marzo de 2011

Zapatero no cree en Dios

Es una pena que Zapatero no crea en Dios, a pesar de que hizo la primera comunión y se casó por la Iglesia, porque reúne todas las condiciones para ser un hombre fiel y agradecido a la bondad divina por todo lo que ha recibido sin merecérselo.

Hay otros personajes, como la ex de José Bono, que tampoco es mujer de fe –en eso se diferencia de su marido– que en unas declaraciones a Vanity Fair, dice que “le da gracias a la vida por haberle dado tanto”, con lo que me entran las dudas de si vida es sinónimo de Tous. Menos mal que tenemos a José Mourhino, que sí es un hombre de convicciones religiosas y que ha dicho: “Dios piensa que soy un tío cojonudo, si no no me daría tanto. Me ha ayudado tanto a lograr las cosas, que tiene que pensar muy bien de mí”. De los tres personajes citados pienso que el entrenador del Real Madrid es el más feliz porque tiene éxito, se esfuerza por conseguirlo y además no duda en saber a quién tiene que darle las gracias. Creer en Dios es creer en lo que no podemos explicarnos con argumentos racionales. Por eso no entiendo que nuestro presidente de Gobierno carezca de fe, porque no hay nadie que le pueda explicar cómo ha conseguido mantenerse este tiempo en el poder cometiendo tantos errores y siendo una persona de notable insolvencia.
El problema de quienes se atribuyen a sí mismos todo el éxito, que coyunturalmente consiguen, es que cuando vienen mal dadas deberían ser coherentes y asumir en la misma medida la responsabilidad del fracaso, pero para eso no basta con tener fe, sino que hay que poseer algo de sentido de la realidad.
Estos días ZP se pasea por España en avión oficial, dando mítines y recordando que su partido puede ganar las elecciones. Como vive en su mundo irreal, está convencido de lo que dice y ya ha decidido que su sucesor va a ser él mismo. Yo creo que no ganará, pero sino fuese así, que Dios nos coja confesados.

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