Un celeste fulgor llamó en los prados
a Jacinta, a Francisco y a Lucía:
callaron los pastores asombrados
escuchando el mensaje de María.
Que oraran por los pueblos extraviados,
la dulce Virgen Blanca les decía;
que lloraran los hombres los pecados,
con piedad maternal les repetía.
a Jacinta, a Francisco y a Lucía:
callaron los pastores asombrados
escuchando el mensaje de María.
Que oraran por los pueblos extraviados,
la dulce Virgen Blanca les decía;
que lloraran los hombres los pecados,
con piedad maternal les repetía.
Mil gracias por su visita y su blog.
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