lunes, 13 de abril de 2009

La Transmutación del hombre


Del nº 110 de la revista Arbil

Arbil cede expresamente el permiso de reproducción bajo premisas de buena fe y buen fin


Los medios de comunicación social constituyen no sólo la herramienta más poderosa de conformación de la opinión pública y de transformación ideológica, sino también de fabricación del pensamiento único, de pauperización espiritual y de domesticación de la conciencia social. Su fuerza política, social y revolucionaria es incalculable ya que quien controla los medios decide qué y cómo piensa la gente. Hay que tener en cuenta que más de un 75% de la población se informa sólo a través de la televisión, y para más de la mitad es su única fuente de entretenimiento. Aproximadamente un 90% de las opiniones, ideas y creencias[1] que el común de la masa[2] asume sobre los más variopintos temas, inmanentes y trascendentes, proceden de la televisión, alterando así el credo forjado en una tradición patria y familiar trasmitido de generación en generación, descomponiendo las buenas costumbres, e imbuyendo el modo de vivir de una ideología antinatural y atea que busca reformular la persona, la familia, y la misma civilización.


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