“El beato Álvaro del Portillo, nos invita hoy a vivir una santidad amable, misericordiosa, afable, mansa y humilde. Los santos nos invitan a introducir en el seno de la Iglesia y de la sociedad el aire puro de la gracia de Dios, que renueva la faz de la tierra".
El beato Àlvaro del Portillo, fue uno de los protagonistas del Concilio Vaticano II, como impulsor del papel de los laicos en la Iglesia y de la identidad del sacerdote en la sociedad actual.
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