En mi viaje a Tierra Santa, un regalo del cielo, camino del tercer lugar más sagrado para la cristiandad "Qasr al Yehud" en la orilla occidental del rio Jordan [un verdadero privilegio pues, desde la guerra de los seis días hasta el 2011, fue inaccesible por estar vedado el acceso a la zona] pude ver ,camino del lugar del bautismo, un convento griego abandonado (imagen inferior). Despues me he enterado que los franciscanos , suelen celebrar la fiesta del Bautismo del Señor ( domingo siguiente al de Epifanía) con una procesión desde este convento hasta la orilla del Jordán
Monasterio Ortodoxo (abandonado) de San Juan |
No es raro encontrar lugares como este, pues a lo largo de los siglos IV y V, Palestina se fue cubriendo de ermitas, pequeñas colonias de anacoretas, cenobios y lauras, habitualmente se situaban en las rutas de los paregrinos hacia los santos lugares. Ofrecían asistencia a los peregrinos, material y espiritual. Era ésta
una nueva oportunidad que Dios les brindaba para hacer que esas almas se
acercasen a Él.
El monasterio al que me voy a referir a continuación y protagonista de este post, es el de San Gerásimo,que sin estar contemplado en nuestra peregrinación, tuve junto con el resto del grupo, la suerte y el privilegio de poder visitarlo gracias a nuestro guía (P.Cobo Ofm) San Gerásimo probablemente sea el monasterio más antiguo de Palestina.
Monasterio de San Gerasimo |
Lo primero que llama la atención, al menos en mi caso, es el nombre del monastério ,San Gerásimo, y uno se pregunta ¿quien sería este bienaventurado personaje? Juan Mosco,nos dejó esta entrañable historia de su vida:
Vivía a orillas del Jordán, cerca de Jericó. Cierto día oyó rugidos lastimeros: salió al campo y encontró a un león que tenía una enorme espina clavada en una pata. Lo curó, y el león lo siguió como un manso perro hasta el monasterio donde vivía el santo. Gerásimo lo bautizó con el nombre del río: lo llamó "Jordán". Le encargó una tarea: cuidar a la mula de la comunidad, animal rebelde y levantisco -así son los de su ralea- que insistía en escapar del convento para irse libre al monte. Una noche la mula desapareció. San Gerásimo le dijo al león "Jordán":
Vivía a orillas del Jordán, cerca de Jericó. Cierto día oyó rugidos lastimeros: salió al campo y encontró a un león que tenía una enorme espina clavada en una pata. Lo curó, y el león lo siguió como un manso perro hasta el monasterio donde vivía el santo. Gerásimo lo bautizó con el nombre del río: lo llamó "Jordán". Le encargó una tarea: cuidar a la mula de la comunidad, animal rebelde y levantisco -así son los de su ralea- que insistía en escapar del convento para irse libre al monte. Una noche la mula desapareció. San Gerásimo le dijo al león "Jordán":
Puesto que no cuidaste lo que debías cuidar, en adelante
tú cargarás la leña, el agua, todo lo que la mula cargaba. Y tendrás que
cargarnos también a nosotros.
La gente se sorprendía al
ver a los humildes cenobitas a lomos del enorme león, que los llevaba
como una humilde bestia. Transcurrió el tiempo y una tarde pasó una
caravana cerca del monasterio. "Jordán", que en ese momento llevaba dos
grandes cubos de agua olfateó el aire de repente y luego salió a todo
correr en dirección a donde la caravana estaba descansando. Se metió
entre ella, causando terror en hombres y animales, y sacó a una mula
estirándola de una oreja con el hocico. Era la mula desaparecida. Ya no
volvió el león a trabajar: se la pasaba contemplando arrobado a San
Gerásimo cuando hacía oración.
Murió por fin el santo.
"Jordán",el león, estaba desconsolado. El nuevo abad del monasterio
le dijo: “Jordán, nuestro amigo nos ha dejado huérfanos para ir a
reunirse con el Amo a quien servía; pero tú tienes que seguir comiendo.”
Pero el león siguió rugiendo tristemente. Finalmente el abad, que se
llamaba Sabacio, condujo al león a la tumba de Gerásimos y,
arrodillándose junto a ella, le dijo: “Aquí está enterrado tu amo.” El
león se echó sobre la tumba y empezó a golpearse la cabeza contra la
tierra; nadie pudo apartarle de ahí y pocos días más tarde le
encontraron muerto."
Según algunos autores, el león que se ha convertido
en el símbolo de San Jerónimo era en realidad el de San Gerásimos. La
confusión se originó probablemente de la grafía “Geronimus” de ciertos
documentos.
Patio del monasterio |
El Santoral nos dice que San Gerásimo nació en Licia de Asia Menor, donde abrazó la
vida eremítica. Después pasó a Palestina y, durante algún tiempo cayó en los
errores eutiquianos, pero San Eutimio le devolvió a la verdadera fe. Más tarde,
parece que estuvo en varias comunidades de la Tebaida y finalmente, retornó a
Palestina, donde se hizo íntimo amigo de San Juan el Silencioso, de San Sabas,
de San Teoctisto y de San Atanasio de Jerusalén. Tan numerosos fueron sus
discípulos, que el santo fundó una "laura" de sesenta celdas, cerca
del Jordán y un convento para los principiantes. La fama de San Gerásimo sólo
cedía a la de San Sabas. A cada monje se asignaba un trabajo determinado, que
debía estar listo el sábado siguiente. Aunque la regla ya era de suyo severa,
San Gerásimo la hacía todavía más rigurosa para sí y nunca cesó de hacer
penitencia por su caída en la herejía eutiquiana. Según se cuenta, durante la
cuaresma, su único alimento era la Sagrada Eucaristía. San Eutimio le profesaba
tal estima, que le enviaba, por medio de los discípulos, a aquellos de sus seguidores
a quienes consideraba llamados a la más alta perfección. El año 451, durante el
Concilio de Calcedonia, su nombre sonó en todo el oriente. La "laura"
que él había fundado florecía todavía un siglo después de su muerte.
Entrada al monasterio donde se observa a San Gerasimo y el león |
Un testimonio del monasterio, nos lo da Leoncio de Neapolis en su obra “Vida de Gerásimo”: dos peregrinos sirios
salen de la ciudad de Jericó… de pronto, llenos de estupor ante la
imponente vista de los monasterios edificados a orillas del Jordán, se
detienen… encantados por el panorama exclaman: “es la ciudad de los Ángeles de Dios”…
abandonan su destino y encaminan sus pasos hacia la laura de Gerasimo…
una vez allí, llenos de gozo, reciben el habito monástico, signo de su
consagración total a Dios.
Otra imagen del patio |
En el interior del monasterio |
Espero que estas explicaciones nos ayuden a amar más la Tierra del Maestro, pues no se ama lo que no se conoce.
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