En
Mateo 9, Jesús le dijo a Mateo, un recaudador de impuestos, “sígueme”
(Mateo 9:9). Luego, Jesús comió en la casa de Mateo (Mateo 9:10).
Cuando los fariseos se quejaron de que Jesús estaba comiendo con
“publicanos y pecadores”, Jesús respondió que no había venido a llamar a
Justos, sino a pecadores al arrepentimiento (Mateo 9:10-13).
Caravaggio pinto esta escena, y el cuadro siempre me ha impresionado por el lenguaje de las manos que en si contiene. Vamos a fijarnos primero en la mano de Jesús que le señala y le dice “Sígueme”:
Caravaggio pinto esta escena, y el cuadro siempre me ha impresionado por el lenguaje de las manos que en si contiene. Vamos a fijarnos primero en la mano de Jesús que le señala y le dice “Sígueme”:
Mateo se señala asimismo ante la incredulidad de que Jesús se hubiese fijado en el, pero a pesar de su incredulidad:
Y finalmente está la mano de Pedro, que es la tuya y la mía ¿a ese?
Allí
también estaban comiendo otros cobradores de impuestos y gente de mala
fama.Cuando algunos fariseos vieron a toda esa gente, les preguntaron a
los discípulos:
¿Por qué su maestro come con cobradores de impuestos y con pecadores?
Curioso ¿verdad?
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