lunes, 28 de junio de 2010

Volar alto



Vi un águila encerrada en una jaula de hierro. Estaba sucia, medio desplumada; tenía entre sus garras un trozo de carroña. Entonces pensé en lo que sería de mí si abandonara la vocación recibida de Dios. Me dio pena aquel animal solitario, aherrojado, que había nacido para subir muy alto y mirar de frente al sol. Podemos remontarnos hasta las humildes alturas del amor de Dios, del servicio a todos los hombres. Pero para eso es preciso que no haya recovecos en el alma, donde no puede entrar el sol de Jesucristo (…) Y así, Cristo en tu inteligencia, Cristo en tus labios, Cristo en tu corazón, Cristo en tus obras.”

(S.Josemaría Escrivá

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