jueves, 22 de abril de 2010

Earth Day, El día de la Tierra

Hoy se celebra el dia de la tierra, un buen momento para reflexionar sobre nuestra actitud ante el mundo tan hermoso que Dios nos ha donado. Pero hay que tener muy claros los conceptos,La Iglesia – en palabras de Benedicto XVI – expresa perplejidad “ante una concepción del medio ambiente inspirada por el ecocentrismo y en el biocentrismo”, porque elimina la diferencia entre el hombre y los demás seres, “favoreciendo una visión igualitarista de la dignidad de todos los seres vivientes”.
“Se da lugar así a un nuevo panteísmo, con acentos neopaganos, que hacen derivar de la sola naturaleza, entendida en sentido puramente naturalista, la salvación para el hombre”.
Según la Iglesia el hombre detenta “el papel de custodio y administrador”, rol del que no debe abusar, pero del que tampoco debe abdicar: “De hecho, también la postura contraria de absolutización de la técnica y del poder humano, acaba por ser un grave atentado no sólo contra la naturaleza, sino también contra la propia dignidad humana”.
Benedicto XVI no niega que las cuestiones ambientales tengan un impacto sobre la pobreza, ni que requieran profundas revisiones del modelo de desarrollo, ni que comporten la toma de conciencia de una mayor sobriedad, pero vuelve a proponer la convicción de que si la humanidad no vuelve a reflexionar sobre sí misma y si no se vuelve a leer en la naturaleza un discurso sobre nosotros (la “creación”, y no sólo un montón de piedras) no se conseguirá adquirir una nueva responsabilidad moral ates aún que política.
Tanto quien desprecia la naturaleza material, como quien la respeta más que al hombre, como si fuese en sí misma algo divino, en el fondo no lee en ella el mensaje y no acumula sabiduría. Se trata, en el fondo, de posturas ambas sólo técnicas.
¿Cómo será el Dios que veremos cara a cara? Nos es imposible el imaginarlo. Es una belleza totalmente distinta de la que nuestros ojos contemplan en la creación. Sin embargo, Dios ha puesto en la naturaleza cosas tan hermosas que, al mirarlas,instintivamente nos elevan a la hermosura eterna del mismo Dios.
Ver las cosas hermosas que encierra la naturaleza y no elevarse a Dios es tener embotados los sentidos del espíritu. Por el contrario, admirar la belleza de la creación y entusiasmarse es tener el alma muy fina, muy sensible y muy apta para la oración. Los ejemplos los tenemos abundantes.
Pablo de la Cruz, que se paseaba por el campo, y al ver las flores las tocaba con elbastón, y les reclamaba con lágrimas en los ojos: ¡Callad, callad, que ya os entiendo! Sivosotras sois tan hermosas, ¿cómo no será de hermoso mi Dios que os ha creado?
Contardo Ferrini, el ilustre abogado, que se paseaba por los museos y, al admirar las obras de los mayores artistas, se olvidaba de la Tierra para subirse al Cielo: Y así, nos cuenta: ¡Cuántas veces me sentí impulsado a un amor inefable hacia Dios al encontrarme en los museos de las grandes capitales de Europa! Si los hombres son capaces, con la asistencia de Dios, de realizar tales maravillas, ¿qué no será el mismo Dios que las inspira?...

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